(Del Hombre Light)
Ya hablamos en un artículo anterior sobre el nuevo modelo humano de nuestros tiempos: El hombre Light, cuyas características son el materialismo, el hedonismo, la permisividad, consumismo. Aquel modelo donde la ética permisiva sustituye a la moral engendrando un desconcierto generalizado. Pues bien, ahora hablemos sobre el hombre buscador de la libertad.
Cuando intentamos profundizar sobre un modelo humano actual, la imagen que ilustra refleja una sociedad desorientada, perpleja, desengañada, escéptica, que va orgullosamente radiante de caminar hacía atrás, a incierto galope deshumanizado. A veces pregunto a mis alumnos ¿Cuál es la principal diferencia entre el hombre y los animales? La mayoría responde que el hombre es racional y los animales son irracionales; yo les respondo, en estos tiempos a veces nos volvemos irracionales, poniendo en tela de juicio dicha diferencia. En cambio les digo que la “voluntad” marca la diferencia. Los animales tienen instinto y los hombres tenemos voluntad. Precisamente el hombre es libre porque no es un animal, porque puede tomar distancia de sus instintos más primarios y elevarse de nivel, aspirando a no quedar determinado por su naturaleza. En Antífona, de Sófocles, uno de los personajes principales dice: “Muchas cosas grandiosas viven, pero nada aventaja al hombre en majestad”. La pieza clave para entender al ser humano es la libertad., “¿Libertad para qué?”, libertad para aspirar a lo mejor, para apuntar hacía el bien, para buscar todo lo grande, noble y hermoso que hay en la vida humana. Dicho en otros términos: Ser hombre es amar la libertad. Hoy a muchos no les interesa para nada la verdad, ya que cada uno se fabrica la suya propia, subjetiva, particular, sesgada según sus preferencias, escogiendo lo que le gusta y rechazando lo que no le apetece. Una verdad a la carta, sin que implique compromiso existencial.
Si no existe interés por la verdad, la libertad perderá peso y, como máximo, servirá para moverse con soltura, pero sin importar demasiado su contenido. Sin embargo, el contenido de la libertad justifica una vida, retrata una trayectoria, deja al descubierto lo que uno lleva dentro. De este modo, vamos al hombre grande, egregio, ejemplar, que sirve como modelo a aquel otro (hombre Light) entregado a la satisfacción de lo inmediato, que tergiversa los nombres llamando a la prisión libertad, al sexo practicado sin compromiso le pone la palabra amor, y al bienestar y al nivel de vida los equipara con la felicidad.
Los maestros no debemos olvidar que en un gran número, el hombre de hoy no sabe a dónde va, y esto quiere decir que está perdido, sin rumbo, desorientado. Tenemos dos exponentes claros al respecto: en los jóvenes, la droga, y en los adultos, las rupturas conyugales. Ambos aspectos nos ponen sobre el tapete la fragilidad existente en nuestros días en el nuevo modelo humano de hoy. Los maestros tenemos una ardua batalla que librar y por lo tanto debemos estar preparados.