Soy docente de matemática en el colegio privado Libertador San Martín de San Borja y en la universidad privada César Vallejo, y puedo observar y medir el rendimiento académico de mis estudiantes en los dos niveles: escolar y universitario. Por lo menos en las primeras semanas del primer ciclo de los universitarios y los estudiantes del 5to de secundaria hay mucha similitud, aunque a medida que avanzan los universitarios puede ocurrir dos cosas: o se adaptan al estudio o simplemente se retiran, lo que no pasa en la secundaria. Regresando a la similitud, es preocupante el bajo nivel de conocimientos que tienen. Si yo solo enseñara en la universidad, podría afirmar como muchos docentes universitarios lo hacen que el gran problema de ineficiencia de los estudiantes universitarios se encuentra en las escuelas secundarias del Perú; sin juzgar lógicamente a los profesores del nivel secundario, porque las causas mayores son muchas, llego a la conclusión que uno de los factores principales del bajo rendimiento es la falta de control en el hogar.
Muchos padres de familia están perdiendo autoridad, en algunos casos ya la perdieron; de tal modo que quien decide en las actividades de un adolescente es el propio adolescente. Es verdad que estos tiempos modernos se caracterizan por una carga exagerada en los horarios de trabajo de muchos padres; y esto aunado a los compromisos sociales hacen que el contacto con los hijos prácticamente se reduzca a cero y lamentablemente los padres creen que toda la responsabilidad educativa lo tienen las instituciones educativas donde sus hijos estudian. Definitivamente es el error más grande pensar de ese modo. Los estudiantes adolescentes en proceso de formación sin control tienen el campo totalmente abierto para hacer lo que mejor les parezca y por lo tanto se han acostumbrado a hacer lo que “les da la gana” (Disculpen que el término entre comillas suene fuerte, pero es la verdad), y creen que eso es normal. Ellos toman decisiones exclusivamente cómodas y todo lo que tenga una dosis de sacrificio lo descartan. No deben olvidar que todo lo que se pueda alcanzar para un bien personal tiene precio que consiste en sacrificio, esfuerzo, privación de tantas cosas como diversiones, televisión, Internet, etc. Y los estudiantes no tienen idea de lo que es un sacrificio. Sólo eligen su comodidad.
En el nivel secundario de cualquier institución educativa se acostumbra que los estudiantes tengan una agenda donde anotan sus tareas y las fechas de los exámenes a fin de que planifiquen su tiempo y cumplan sus obligaciones; sin embargo muchos padres de familia ignoran por completo a la agenda escolar; esto trae como consecuencia que los estudiantes no le dan el uso correspondiente porque saben que en el hogar nunca lo van a revisar. Probablemente les parezca insignificante esta realidad y por lo tanto nada tiene que ver con el rendimiento académico; pero si nos remitimos a las pruebas podremos observar que aquellos estudiantes que hacen mal uso de las agendas porque nunca o casi nunca son revisadas en casa, obtienen los menores calificativos en las asignaturas de sus respectivos grados. El adolescente que tiene estas características de mal uso de su agenda y que pertenece a un alto porcentaje de alumnos en condiciones similares, iniciará sus estudios universitarios probablemente con esa formación y por lo tanto será frustrante para él y para sus padres observar el difícil acomodo al engranaje de los sistemas universitarios en el primer Ciclo. Se encontrarán sumergidos en una nueva realidad donde el ritmo de estudio es más fuerte y donde no le interesa al docente universitario y al mismo sistema si tiene o no otras obligaciones en las otras asignaturas porque eso fue una experiencia mágica, pasajera y cómoda vivida solo en la secundaria.
Por todo ello la conclusión del presente artículo es muy sencillo: “El rendimiento académico de un estudiante depende mucho del control que los padres ejercen en los estudios de sus hijos”.