Es curioso lo que pasa en el Perú respecto al concepto de los fines de la educación. Generalmente los padres evalúan a las instituciones educativas y por ende a sus docentes, en función al número de sus alumnos que ingresan a las universidades; es decir se fijan sólo en el aspecto cognitivo. Si su hijo ingresó a una universidad el colegio es bueno, si no ingresó, el colegio es malo; así de simple. Es más, hay también directivos de instituciones educativas que se preocupan cuando sus alumnos no ingresan a una universidad, es decir no se sienten seguros de lo que verdaderamente han aportado en la educación de sus alumnos. Debo recordarles que los maestros apuntamos principalmente a la formación del estudiante como persona, de tal modo que permita a los alumnos desarrollar Capacidades- destrezas, Valores-Actitudes como los verdaderos fines de su educación. Entonces, las buenas escuelas no educan sólo para que los alumnos rompan la barrera del examen de admisión que proponen las universidades, sino van más allá del aspecto meramente cognitivo. Los colegios que se hacen llamar preuniversitarios en cambio, son aquellos cuya meta es que sus alumnos ingresen a la universidad, y como los padres no están bien informados entonces para ellos dichos colegios son muy buenos.
Desde las escuelas, necesitamos dar mayor y mejor información a los padres de familia para buscar y lograr juntos la formación integral de sus hijos para que sean en el futuro hombres y mujeres de bien y que contribuyan con el fortalecimiento de una sociedad peruana más justa y solidaria.