Llegamos al final de un año académico en este mes de diciembre, mes de mucho significado espiritual por la llegada de la Navidad.
En el último día de clases hice un espacio para despedirme de mis alumnos de los grados de secundaria de quienes fui su profesor de matemática. Mis primeras palabras fueron para pedirles “PERDÓN” por si en algún momento del presente año les haya causado algún malestar producto de una llamada de atención a causa de una acción incorrecta de parte de ellos. Los profesores no somos infalibles, somos seres humanos con virtudes y defectos y por lo tanto es posible que en algún momento pudiéramos reaccionar mal, como producto de nuestro estrés. Me felicito por haberme dado cuenta que utilicé sencillez y humildad en mis palabras al pedirles perdón; noté de inmediato que les causó sorpresa y a la vez una profunda satisfacción y pude percibir en el rostro de cada uno de ellos amabilidad, paz y tranquilidad lo cual me causó mucha ternura. A continuación también ellos expresaron sus sentimientos sobre la amistad formada en el colegio y resaltaron que esa amistad es incondicional y por lo tanto perdura en el tiempo a diferencia de las amistades que luego se forja en la universidad o en un futuro centro laboral.
La despedida más emotiva fue con la promoción 2010, jóvenes entusiastas que ahora sienten la experiencia triste de dejar para siempre las aulas donde permanecieron gran parte de su vida; sienten tristeza por la futura separación física de sus compañeros de aula. A ellos les dediqué individualmente algunas palabras de despedida, resaltando sobre todo sus virtudes y finalicé mi despedida con una canción propia para los alumnos que culminan la secundaria, la canción se titula “Palabras de un maestro a su promoción” que hace muchos años compuse. Luego me acerqué a cada uno de ellos para darles un gran abrazo “DE CORAZÓN A CORAZÓN” como me enseñó la Licenciada Ana María Gonzáles; de ese modo culminó mi despedida compartiendo nuestro afecto y cariño mutuos, con lágrimas, sollozos y promesas. Al margen de que las promesas se cumplan o no, lo importante y gratificante es culminar un año en paz, dando gracias a Dios por habernos permitido compartir momentos inolvidables en esa relación tan bella e inigualable: “profesor-alumno”. Gracias chicos y chicas por aceptarme ser amigo de ustedes y gracias a la institución donde laboro, el colegio Libertador San Martín de San Borja por permitirme ejercer la profesión más maravillosa del mundo: El Magisterio.
QUERIDO PROFESOR CASTILLO:
RECUERDO CON MUCHA NOSTALGIA LAS CLASES DE MATEMATICAS EN EL COLEGIO CESAR A.VALLEJO DE LA VICTORIA,PARA TODA LA PROMOCION DEL 5TO F DEL 89 USTED ES MEJOR EJEMPLO A SEGUIR…GRACIAS PROFESOR POR TODOS LOS MOMENTOS GRATOS QUE COMPARTIO CON NOSOTROS.Y POR FAVOR LE PIDO ME ENVIE LA LETRA DE LA CANCION «PALABRAS DE UN MAESTRO A SU PROMOCION» Y EL HIMNO DEL COLEGIO CESAR A. VALLEJO.
GRACIAS PROFESOR CASTILLO