Recuerdo que en mis años de estudiante, esperábamos con ansias las vacaciones de fin de año. Claro, es que teníamos tiempo de sobra para divertirnos viajando, jugando, paseando, etc, etc. En aquel entonces no había academias para repasar o adelantar cursos; los colegios no hacían vacacionales, cada uno estudiaba por su cuenta si salía desaprobado. Nuestras largas vacaciones se iniciaba la quincena de diciembre y culminaba el 31 de marzo; se imaginan? Tres meses y medio sin asistir al colegio; por su puesto que al iniciar el siguiente año académico teníamos prácticamente que comenzar de nuevo y nos costaba mucho esfuerzo luego de tanto descanso.
El ingreso a una universidad en aquellos tiempos no era muy competitivo ni mucho menos traumático por que el número de postulantes no era demasiado como lo es ahora; además, un estudiante egresado de una universidad conseguía fácilmente o casi de inmediato un puesto de trabajo. Ahora las cosas han cambiado totalmente. Mantenerse en una universidad y culminar los estudios superiores no es tarea fácil. Conseguir un puesto de trabajo una vez egresado es más difícil aún. Existe mucha competencia. Hay probablemente en estos tiempos decenas de miles de profesionales en nuestro país que no tienen trabajo, o en todo caso, que no ejercen su profesión, y se dedican a otros rubros. Ahora no basta tener un grado universitario. Si postulas a un trabajo tienes que competir no sólo con profesionales que tienen título o licenciatura; sino contra quienes tienen maestrías y doctorados, aparte de haber pertenecido al tercio superior; por lo tanto, el hecho de tener un título o licenciatura ya no es suficiente para tentar un puesto de trabajo. Ahora espero que comprendan que en estos tiempos ya no deben perder el tiempo. Las vacaciones deben dosificarse para disfrutar de un merecido descanso, pero al mismo tiempo aprovechar para nivelarse en lo que les falta, profundizar lo que ya saben o para adelantar sus conocimientos para un próximo año escolar.
Hace 32 años fundé el CENTRO MATEMÁTICO conocido como el “CEMAT”, que funciona en las instalaciones del colegio Libertador San martín (Av. Aviación 3067 – San Borja, Lima – Perú), como una de las tantas alternativas que pueda tener un estudiante para aprovechar su verano aprendiendo y adelantando las principales áreas de la primaria y secundaria, fundamentalmente la matemática. En estos 32 años he podido disfrutar de los resultados positivos de cientos de estudiantes que pasaron por el CEMAT, desde aquellos que habiendo estudiado todos los veranos en esta academia, no necesitaron una preparación adicional para ingresar a una universidad, hasta aquellos que culminaron una carrera universitaria desempeñándose como buenos profesionales y luego regresan a matricular a sus hijos a la misma academia donde ellos estudiaron. Qué satisfacción recibir a un padre de familia con su hijo(a) al lado y nos diga que fueron alumnos del CEMAT y que ahora desean que sus hijos también se preparen aquí. Dos cosas ofrezco a los padres de quienes se matriculan en esta academia: Responsabilidad y honestidad en el trabajo académico.
Finalmente, hay muchas Academias en esta ciudad, ustedes escojan una; pero no dejen de hacerlo para aprovechar de verdad sus vacaciones.