Cuando escribía un Boletín más de «Puente Cultural», me llegó el correo de una distinguida madre de familia, preciso para poder publicarlo en la presente edición. El título es impactante, pero más impactante aún, es cuando esa expresión tosca y pedante sale de los labios de un hijo dirigido a su padre o madre. Siempre he dicho que a partir de la adolescencia, los hijos se distancian sentimentalmente de sus padres. Piensan que todo lo saben y todo lo pueden; y es en esos momentos que explotan con expresiones duras y ofensivas cuando los padres tratamos de acercarnos a ellos. Nos rompen el corazón con un ¡No te metas en mi vida!.
Resumo a continuación este interesante artículo que espero sea tomado en cuenta por todos los jóvenes lectores de Puente Cultural.
Recordaba una ocasión en que escuché a un joven decirle a su Padre: ¡No te metas en mi vida! Ésta frase caló hondamente en mí, tanto que muy frecuentemente la recuerdo en la relación de padres e hijos y me imaginaba yo siendo aquel padre, lo que le respondería a Mi Hijo: Hijo, yo no me meto en tu vida, ¡¡¡TU te has metido en la mía!!! . Hace 17 años, gracias a Dios, y por el amor que mamá y yo nos teníamos, llegaste a nuestras vidas, ocupaste nuestro tiempo. Durante casi tres meses, mamá se sintió mal, no podía comer, todo lo que comía lo devolvía y tenía que guardar reposo; yo tuve que repartirme entre las tareas de mi trabajo y las de la casa para ayudarla. Ya no podíamos ir a todas las reuniones, no frecuentábamos tanto a los amigos, de hecho de muchos de ellos nos alejamos por ti… Los últimos meses, antes de que llegaras a casa, mamá no dormía y no me dejaba dormir, yo tenía que despertar temprano para ir a trabajar, sin embargo me tenía que esforzar por ser paciente y ayudar a mamá a que se sintiera mejor, para que tu estuvieras bien. Los gastos aumentaron increíblemente, tanto que gran parte de lo nuestro se gastaba en ti: En un buen médico que atendiera a mamá y la ayudara a llevar un embarazo saludable, en medicamentos, en la maternidad, en comprarte todo un guardarropa, mamá no veía algo de bebé, que no lo quisiera comprar para ti, una cuna, un moisés, todo lo que se pudiera con tal de que tú estuvieras lo mejor posible. ¿NO TE METAS EN MI VIDA? Llegó el día en que tú naciste. Desde la primera noche no dormimos. Cada tres horas como si fueras alarma de reloj nos despertabas para que te diéramos de comer, otras noches te sentías mal y llorabas y llorabas, sin que nosotros nos sintiéramos tranquilos, pues a veces no sabíamos qué te sucedía y hasta llorábamos contigo… ¿NO TE METAS EN MI VIDA? Todavía recuerdo el primer día de clases, cuando tuve que llamar al trabajo y decir que no podría ir, ya que tú en la puerta del colegio no querías soltarme y entrar, llorabas y me pedías que no me fuera, tuve, que entrar contigo a la escuela, pedirle a la maestra que me dejara estar a tu lado ese día en el salón para que fueras tomando confianza, después de tanta confianza que tomaste, hasta te olvidaste de mi, la mayoría de las veces no solo ya no me pedías que no me fuera, te olvidabas de despedirte cuando bajabas del auto corriendo para encontrarte con tus nuevos amiguitos… ¿NO TE METAS EN MI VIDA? Seguiste creciendo, querías ir muy a prisa, te urgía conocer todos los lugares de diversión de la ciudad, apenas tenías 13 y ya querías ir a todas las fiestas de tus amigos que cumplían 15, ya no querías que te lleváramos a tus reuniones, nos pedías que una calle antes te dejáramos y pasáramos por ti una calle después, porque ya eres «cool», no querías llegar temprano a casa, te molestabas si te marcábamos reglas, no podíamos hacer comentarios acerca de tus amigos , sin que te volvieras contra nosotros, como si los conocieras a ellos de toda la vida y nosotros fuéramos unos perfectos desconocidos para ti; préstame el auto, me decías y me sentía el peor padre del mundo por no hacerlo… ¿NO TE METAS EN MI VIDA? Constantemente mamá tiene que estar acomodando las mismas cosas de tu cuarto (incluso fuera de él), pues ella las arregla un día y al otro tiene que volverlo a hacer pues ya están desordenadas. ¿NO TE METAS EN MI VIDA? Cada vez sé menos de ti por ti mismo, sé más por lo que oigo de los demás, ya casi no te gusta platicar conmigo, dices que nada más te estoy regañando, y todo lo que yo hago esta mal, o es razón para que te burles de mi, pregunto, con esos defectos te he podido dar lo que hasta ahora tienes, ¿seré entonces tan tonto y torpe ser humano? Mamá se pasa en vela y de pasada no me deja dormir a mí diciéndome: que no has llegado y que es de madrugada, sólo me buscas cuando hay que pagar algo o necesitas dinero para la escuela o salir; o peor aún te busco yo, cuando tengo que llamarte la atención… ¿NO TE METAS EN MI VIDA? Hoy me han llamado y me han dicho: Se ofrecerá una misa de acción de gracias, para todos ustedes, con ocasión de que su hijo ha concluido sus estudios superiores; tú me avisaste con desinterés, como si no te importara que asistiera, sin embargo para mi ha sido una gran noticia, que me hace sentir MUY FELIZ, CÓMO ME LO VOY A PERDER, ME DIJE A MI MISMO, Y AQUÍ ESTOY… ¿NO TE METAS EN MI VIDA? Sin duda ésta frase y a mi reflexión cada uno de ustedes papás, pueden añadir grandes anécdotas, pueden corregir y aumentar y hasta cambiar el sentido, pero no quiero ni imaginar el hecho de que ustedes hubieran decidido no meterse en la vida de sus hijos: ¿Qué hubiera pasado? De seguro algunos de ellos no estarían aquí, si solo se hubieran metido inicialmente y luego hubieran abandonado la tarea, de alimentar, de educar, de cuidar; etc. Muchos de sus hijos no habrían logrado ninguna meta a pesar de sus esfuerzos. Si los papás no cuidaran lo que hacen, a donde van y con quien, quizás muchos ya no estarían entre nosotros, o quizás estarían en un hospital o presos de algún vicio. Pero estoy seguro que antes de estas palabras… ¡NO TE METAS EN MI VIDA!, podemos responder juntos: HIJO, YO NO ME HE METIDO EN TU VIDA, TU TE HAS METIDO EN LA MÍA, Y TE ASEGURO, QUE DESDE EL PRIMER DÍA, HASTA EL DÍA DE HOY, SOY EL HOMBRE MÁS FELIZ.
PAPÁS GRACIAS POR METERSE EN LA VIDA DE SUS HIJOS, PORQUE GRACIAS A ELLO AHORA PODEMOS VERLOS REALIZADOS EN UNA ETAPA MÁS DE SU FORMACIÓN. SÓLO LOS PADRES QUE SABEN METERSE EN LA VIDA SUS HIJOS LOGRAN HACER DE ESTOS, HOMBRES Y MUJERES DE BIEN. ¡¡¡PAPÁS MUCHAS GRACIAS!!!
Y para los hijos: valoren a sus padres, si ellos no son perfectos ustedes mucho menos, o si no, esperen un poco a que lleguen los críticos más implacables de esta vida… SUS PROPIOS HIJOS.
Profesor este articulo me dio mucha pena, muchas personas se olvidan de sus padres, prefieren estar con sus amigos o haciendo cualquier cosa, ellos no saben todo por lo que ellos se han esforzado por nosotros, una vez en la calle escuche que un niño le decía a su mama: Cállate Ojala te mueras! me dio mucha lastima su mama, hoy en día hay muchos niños son asi con sus padres, estoy segura que cuando esas personas pierdan a sus padres van a desear un día mas con ellos y se van a arrepentir de haberles dicho eso
muy bueno
Profe!, Bueno la verdad que este ha sido el articulo que mas me ha gustado de todos sus puentes culturales…aunque aveces suela pensar asi, me ha impactado su articulo.
y si pues, la verdad es que decir «No te metas en mi vida», es muy cruel e injusto, no podemos decirle eso a alguien que le debemos mucho, principalmente estar ahora en este lugar.
Aveces por ser tan jovenes no reflexionamos y solo soltamos la palabra sin pensarla…
Bueno solo queria decirle que su articulo me gusto bastante y que entrare mas seguido
Su alumna: Stephany Díaz ^^
Profesor Edgar, mientras leía este escrito, recordaba en simultáneo comentarios y actos del tipo «No te metas en mi vida», de mis compañeros y amigos.
Yo también he tenido mis etapas de engreimiento. Hace dos o tres años, a los trece, mas o menos, osé decirle a mi madre «Ya basta, no te metas en mi vida». Ella me miró con algo de tristeza, y me dijo «Está bien, de ahora en adelante, tu vida es TÚ vida». No me castigó ni me gritó, hecho que me sorprendió. Pero las consecuencias fueron peores; Por el lapso de dos semanas tuve que hacer todas mis cosas, tal como le había exigido con ese horrible comentario al echarla de mi vida: al llegar del colegio, tenía que calentarme el almuerzo. Tenía que ordenar mi cuarto. Lavar mi ropa a mano (porque ni sabía como usar la lavadora), lavar mis platos. Prepararme el desayuno y el lonche; prepararme la lonchera. Si quería salir, yo tenía que «recursearme». Ya nadie me despertaba en la mañana, ni me decía a que hora irme a dormir; Era responsabilidad enteramente mía.
Está de sobra decir que no pude con ese ritmo de vida.
Estaba malhumorada, sin tiempo, y muy muy muy cansada, con la vida hecha un enredo.
A la semana y par de días, tuve que ir como un pobre perro arrepentido con el rabo entre las piernas a pedirle perdón y auxilio. A rogarle de que volviera a mi vida. Ella me perdonó y aceptó, con esa infinita bondad de madre, que acepta cariñosamente golpe tras golpe de sus hijos, siempre dispuesta a perdonarlos.
Después de todo, las cosas siguieron igual que siempre; ella volvió a mi vida, y yo tuve un castigo de dos meses sin salidas ni propinas por haberle hecho ese comentario. Nunca más lo volví a hacer.
Creo que a veces los jóvenes adoptamos esa actitud por parecer «buena onda» o «cool», frente a sus amigos… pero la mayoría no siente eso. El «No te metas en mi vida!», es una etapa que todos pasan, pero que los padres deberían de saber controlar y manejar, tal como lo hicieron conmigo, no solo para no malcriar a sus hijos y hacerlos hombres y mujeres de bien, a travez de aprendizaje y experiencias, o para proteger a los padres del dolor emocional que trae consigo todo esto, sino, principalemente, para evitar que se rompan lazos entre padres e hijos, que son vitales en todo momento de nuestra vida.
Gracias por publicar esto,
Un abrazote eddy.