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Cuando digo: yo amo a mi padre, gramaticalmente la expresión es incorrecta, puesto que estoy afirmando en presente cuando mi padre murió hace ya muchos años, pero en este caso, dejo de lado las reglas gramaticales y apoyándome sólo en las reglas sentimentales, puedo expresar con emoción y amplia libertad por el resto de mi vida: “Yo amo a mi padre”. Efectivamente, siento cercanía a él en todo momento, y cuando lo traigo a mi mente lo hago con inmenso cariño; siempre converso con él cuando disfruto de algunos éxitos, o cuando me siento triste ante determinados problemas que nunca faltan; luego de esa conversación, siento consuelo y tranquilidad, y es que estoy convencido que él está siempre conmigo, tengo la seguridad que camina conmigo como cuando lo hacía durante mi niñez y mi adolescencia. Mi padre murió hace más de 35 años; sin embargo nunca lo he olvidado. Puedo asegurar que uno de los días más tristes de mi vida y el de mi madre y mis hermanos fue cuando él nos dejó para siempre, nunca antes había experimentado la muerte de un familiar cercano; nos sentimos más solos que nunca, y la infancia feliz que tuve junto a mis hermanos de pronto se borró de mi mente por muchos años. La partida de mi padre, frustró mis planes que tenía programado para corresponder su amor y entrega total hacia nosotros sus hijos; se fue el año que iniciaba mi carrera como profesor de matemática. Había destinado un monto mensual de mi sueldo para darle una sorpresa: Un viaje junto a mi madre a la ciudad de Iquitos; es que siempre fue su deseo conocer dicha ciudad. Faltando poco para cumplir con esta sorpresa, la muerte lo sorprendió y sentí rabia y frustración por no haber podido cumplir con su sueño y con mi deseo.
Mi padre fue un hombre sencillo, alegre, bromista y generoso; era el padre que con mesura y sabiduría resolvía los problemas familiares o no familiares. Era muy ingenioso, sabía hacer de todo, ahora lo hubiéramos bautizado como el “mil oficios”; pero lo más rescatable de mi querido padre por lo que me siento feliz y complacido es que fue un hombre honesto, responsable y por sobre todo justo, con un trato humano y servicial para con todos. Nunca mostró diferencia entre el jefe y el empleado más humilde para ofrecer su saludo y respeto; en su trabajo luchaba porque se les haga justicia a los obreros que a veces eran engañados por la empresa tanto en sus jornales como en sus beneficios sociales, a pesar de ser el jefe de ellos, y por eso lo apreciaban y respetaban. Exigía trabajo y puntualidad con el ejemplo. Se hacía respetar respetando a los demás. Tantas cosas aprendí de mi padre que siento orgullo y admiración por él, y por todo ello me reafirmo diciendo: YO AMO A MI PADRE.
Hoy siento paz y tranquilidad, porque decir que lo amo no es porque él ya no está presente; siento paz y tranquilidad así como lo deben sentir mis hermanos, principalmente porque nuestro cariño y respeto lo recibió y disfrutó mi querido padre en vida. Qué hermoso es brindar cariño a los padres cuando ellos están vivos. “YO AMO A MI PADRE…Y TU?
ohh profesor que pena que no pudo cumplir el sueño de su padre, pero estoy segura que él desde el cielo lo supo y sintió mucha alegría.
Profesor lamento la perdida de su padre, aunque ya no este con usted estoy segura que lo cuida desde el cielo 🙂
mis cordiales saludos primo me llena de alegria de ver tu papi y mis felisitaciones por ser un hijo lleno de amor a tu papito cada ves q abro la pagina lo primero q veo es a tu papi y me recuerdo a mi mamita y pinso tantas cosas si lo uviera tenido viva a mi ladoyo tanvien la perdi joven y tanvien te felisito por tu pagina esta muy interesante cordiales saludo
Gracias por su comentario, estoy seguro que seguiré escribiendo estos temas de sentimiento familiar.