LIMA A LA DERIVA

LIMA A LA DERIVA

El jueves 22 de enero, desperté temprano y comencé a alistar mi mochila con tres polos de muda una toalla pequeña y una botella llena de agua fresca. Luego de un buen desayuno, me puse el casco de protección, tomé mi bicicleta y salí a pedalear por las calles de Lima.

Siempre he tenido el espíritu aventurero; quería esta vez pedalear sin rumbo como siempre ha sido mi deseo, sobre todo cuando en medio de una clase de análisis matemático en la universidad, se dibujaba de la nada en mi mente imágenes recorriendo sin rumbo las calles de Lima. Creo yo, era el pedido de auxilio que mi cerebro me alertaba por el estrés, para darme un tiempo de descanso o distracción. Pues bien, ahora estoy libre de horarios y responsabilidades académicas y salí a cumplir el deseo de mi cerebro: Darle un relax a mi cuerpo.

Decidí tomarme todo el día en esta salida con bicicleta (libre, totalmente libre de todas las responsabilidades que acostumbro tener). Planifiqué, por lo tanto, cruzar la gran Lima partiendo desde los Olivos hasta la entrada al distrito de San Juan de Miraflores y retornar por el circuito de playas. Inicié entonces mi recorrido tomando la avenida Antúnez de Mayolo con dirección a la avenida universitaria, ingresando a la ciclovía rumbo al sur hasta Tomás Valle, luego me dirigí a la avenida Túpac Amaru seguido de Francisco Pizarro para luego ascender y cruzar el puente Santa Rosa del Rímac para tomar la ciclovía de Tacna, Wilson, Arequipa; doblando hacía el estadio nacional, para empalmar con la avenida Canadá, subí hasta la avenida aviación, y en línea recta empalmé con Tomás Marsano y llegué al puente Atocongo que es el ingreso al distrito de San Juan de Miraflores. Hice un descanso para almorzar y a las 3:30 pm comencé el retorno, tomando la avenida Benavides, doblando en Larco a la izquierda hasta el circuito de playas, tomé la avenida del ejército hasta Sucre del distrito de Magdalena, ingresé luego a la avenida La Marina para empalmar con universitaria hasta Los Olivos. Llegué de regreso a mi casa a las 6:30 pm.

Durante todo ese viaje placentero al 100% y al ritmo del pedaleo de mi bicicleta, repasaba en mi mente una serie de temas y tantos recuerdos hermosos de mi niñez y adolescencia en mi querido Huaraz.

Tener una bicicleta en mi época de estudiante era un lujo, y para muchos quedaba en una simple y nostálgica ilusión. De niño soñaba tener una bicicleta, sólo había en casa una grande que era de mi hermano mayor; la bicicleta no era nueva, pero estaba operativa; necesitaba crecer para alcanzar los pedales. Cuando mi hermano viajó a Lima para seguir sus estudios superiores me llegó la oportunidad de hacer uso de la bicicleta. Primero debía aprender a manejarla metiendo la pierna derecha por debajo del chasis, pues no alcanzaba los pedales; lo conseguí después de un sin número de caídas terminando mis días de aprendizaje con varios parches en las piernas, las rodillas, los brazos, parecía un recién llegado de la guerra; pero, aún no alcanzaba los pedales. Recién cuando tuve 12 años y cursaba el 2do de secundaria, por fin pude ir a mi colegio con mi bicicleta viejita pero preciosa para mí; montando y desmontando a la volada. Montar a la volada es poner el pie izquierdo en el pedal y dando impulso con el pie derecho se monta a la bicicleta que ya está en movimiento. Hoy en día la mayoría monta primero y luego comienzan a pedalear. Casi todas las calles de Huaraz eran empedradas, muy pocas eran asfaltadas y en recorridos largos se manejaba en trocha; pero, era un placer salir de casa en bicicleta al colegio o de paseo con los amigos.

Luego de esos emotivos y añorados recuerdos, les narro lo que vi durante esa salida. Mi recorrido del día jueves, lo hice por las ciclovías que encontré. Lima no tiene ciclovías que garanticen la circulación en bicicleta. En ese aspecto es una ciudad con ciclovías improvisadas robando espacios a las calles y avenidas, excepto la de la avenida Arequipa que por suerte tenía un espacio central amplio donde han adaptado una buena ciclovía. Lima, como cualquier otra ciudad del Perú está a la deriva; su denominador común es la informalidad en todos los aspectos. El tránsito es probablemente el más caótico del mundo. Desde mi salida en Los Olivos, hasta la entrada al distrito de San Juan de Miraflores, pude ver a penas 6 policías, todos ellos de tránsito. Un policía en el cruce de las avenidas Francisco Pizarro y Tacna. 2 más en toda la avenida Tacna y 2 en el cruce de la avenida Aviación con primavera. Lima está a la deriva y es tierra de nadie; es una pena decirlo, pero es real. Los choferes del servicio público y particulares junto con las motos lineales no respetan las señales de tránsito; todo el mundo hace lo que le da la gana, es un caos total, nadie controla nada. Es el resultado de la baja cultura, de la informalidad y de nuestros gobernantes incapaces. Por ello recrudece el caos convirtiéndose en infernal. He tomado fotos a distintas horas del día y se ve una ciudad repleta de autos y buses, pero sin ningún control ni protección policial. Por todo ello, la delincuencia crece, ya que, Lima está totalmente desprotegida.

Regresando a las ciclovías, La avenida Aviación sólo tiene ciclovía improvisada hasta la avenida Primavera. Es muy peligroso para los ciclistas viajar por aviación hasta el Óvalo Higuereta y por toda la avenida Tomás Marzano, que no tienen ciclovía. La avenida Benavides, tampoco tiene ciclovía por lo que sorteaba subiendo a las veredas en algunos tramos y utilizando peligrosamente la pista. Todo el malecón de la costa verde sí tiene buena ciclovía, la avenida La Marina tiene, pero no es segura. Luego tomé de retorno la avenida universitaria que también tiene una buena ciclovía sólo entre las avenidas Venezuela y La Marina. Pero al llegar a mi distrito e ingresar por la avenida Antúnez de Mayolo, mi decepción fue total, tiene ciclovía en ambos lados pero, están sorprendentemente bloqueadas por los autos estacionados en absolutamente toda la avenida; y el actual alcalde Felipe Castillo hijo del anterior alcalde, bien gracias. Creo que Los Olivos es el distrito más desordenado de Lima, señal clara de la incapacidad de las autoridades del gobierno local.

Ningún gobierno central o local en el Perú, ha tenido autoridades con proyectos futuristas, la mayoría han sido incapaces e informales, característica de todas nuestras autoridades, excepto el ex alcalde de Lima Luis Bedoya Reyes quien mandó construir en el año 1966 la Vía expresa del paseo de la República, más conocida como el Zanjón, y que hoy lleva el nombre de este ilustre personaje. Esta avenida a desnivel hoy representa parte de la visión cotidiana que se tiene de la ciudad; sin embargo, en su momento causó cierta controversia y no fue bien recibida en primera instancia por su alto costo. Me pregunto: ¿Qué hubiera sido de Lima hoy, sin esa mega obra?

Finalmente debo confesar que luego de esta bicicleteada de todo el día, me ha conmovido y preocupado mucho, porque, nuestra ciudad capital de la república del Perú, sencillamente está a la deriva, como si fuera tierra de nadie. Alerto a quienes gustan del ciclismo de paseo, tengan cuidado y tomen todas sus precauciones, porque al ingresar a una ciclovía, se van a encontrar con muchas sorpresas, como la circulación de motos, triciclos, personas que no toman la vereda y caminan por el espacio señalado para los ciclistas, así como de gente ignorante que se estacionan sobre las ciclovías impidiendo el paso de las bicicletas, y nadie reclama, menos aún las autoridades que no hacen cumplir las normas correspondientes. ¡Qué bajo es el nivel de cultura de la gran mayoría en nuestro querido Perú!

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