Dos viajeros, uno que venía del norte y otro que venía del sur, se encontraron casualmente en un punto del sendero y decidieron continuar juntos para hacer más llevadero el camino. Uno de ellos preguntó al otro: ¿Hacia dónde te diriges?, – voy a donde pueda encontrar un maestro, un auténtico maestro, llevo años de búsqueda incansable viajando por el mundo – contestó el hombre que venía del sur – pero no desespero, sé que encontrar un auténtico maestro es muy difícil, su aparición en el mundo es muy rara y por tanto la posibilidad de encontrarlo es también escasa. ¿Qué harás cuando lo encuentres? – volvió a preguntar el compañero. – ¡Oh, qué gran momento será ese! Me postraré a sus pies, mi corazón se estremecerá y mis ojos seguramente derramarán lágrimas. Ojalá algún día pueda vivir ese momento…
Esta es la introducción de un relato titulado El verdadero maestro y el verdadero Discípulo. Como comprenderán, se habla no de un maestro, si no de un buen maestro, de un auténtico maestro, que es difícil de encontrar. Pienso que nuestro país, llamado Perú, requiere de buenos maestros, de auténticos maestros. No cualquiera puede ejercer esta noble profesión. El maestro auténtico es aquel que aparte de una buena preparación está en permanente actualización; el maestro auténtico es un líder que moldea la mente y el espíritu de un niño o de un adolescente y los prepara para ser personas libres y responsables. Un buen maestro no es aquel que se adecúa a los caprichos del estudiante y mucho menos a la decisión de los padres. Es el que diseña el camino correcto y conduce con el ejemplo a sus alumnos por el camino que realmente conoce, sin caer en la improvisación. El auténtico maestro conduce con amor y rectitud a sus estudiantes transmitiendo conocimientos modernos y actualizados; el auténtico maestro no enseña lo que más adelante no le servirá de nada al estudiante. El buen maestro difícil de encontrar, conoce y domina su materia y transmite a sus discípulos con técnicas y métodos modernos. Nuestro país necesita buenos maestros, preparados para forjar hombres nuevos en la sociedad, para forjar hombres y mujeres de bien que sepan respetarse y respetar a los demás, que sepan ser solidarios y justos, que crezcan en la sociedad sin odios ni envidias. Los maestros auténticos deben cultivar la honestidad, el orden y la disciplina en sus estudiantes para desterrar por siempre la corrupción y la ignorancia en nuestro querido Perú. Es el momento de valorar a los buenos maestros y buscar más maestros auténticos. Los que dicen ser maestros y no lo son por su incapacidad e improvisación causan daños irreparables a los estudiantes. Los que siguen enseñando lo que aprendieron en su época de estudiantes, solo enseñan lo que en el futuro no le será útil a sus alumnos y por ende nuestro país no podrá seguir creciendo ni en cultura ni en tecnología.
Es tiempo que la política educativa en nuestro país tanto del Estado y de las escuelas, cambie radicalmente; El Estado debe seleccionar líderes natos con un examen riguroso, para luego formarlos y capacitarlos para que sean buenos maestros o maestros auténticos. Ellos serán los encargados del desarrollo y despegue de nuestro país. El examen de admisión a las universidades para la selección de maestros debe ser más riguroso que para cualquier otra profesión; pero una vez egresado como buen maestro, debe tener una de las mejores remuneraciones que dignifique su profesión. Para que esto suceda, necesitamos gobernantes y directores de las escuelas, honestos, preparados y decididos a hacer verdaderamente una real transformación.
Sin una buena educación, sin maestros auténticos, jamás tendremos una transformación positiva en nuestra patria.
Hasta hoy, en tantos años que vengo trabajando en las aulas, nunca he visto incentivar a los buenos estudiantes para que sean maestros. En la actualidad, las universidades tienen generalmente las puertas abiertas de los colegios para publicitar y captar a los estudiantes ofreciéndoles todo tipo de carreras menos la del magisterio. Los directores de los colegios o Instituciones Educativas ni se preocupan por ese detalle; es decir, dejamos que a los estudiantes los orienten sólo a carreras como ingeniería, medicina, administración, etc. Pero nadie promociona para que un estudiante por lo menos piense ser en el futuro un maestro. Entonces cuando alguno de los estudiantes que elija una carrera cualesquiera y no logre su propósito, es posible que finalmente diga: “aunque sea estudiaré para ser profesor” de esa manera irá a engrosar las decenas de millar de personas que ejercen la docencia en nuestro querido Perú con una enseñanza mediocre y por ende, estancando más a nuestro país en el atraso y el abandono. Hace años Escribí un artículo en este medio titulado “Estudia para ser maestro” y dirigido a los estudiantes del 5to de secundaria; y hasta hoy sigo y seguiré incentivando a los buenos estudiantes para que con valentía y patriotismo decidan estudiar para ser buenos maestros…maestros auténticos. Invito con mucho respeto a los buenos maestros en actividad, para hacer lo propio con sus estudiantes.