LA INFORMALIDAD EN PERÚ EN ASCENSO

En el Perú, país al que tanto amo, las cosas están cada día peor. No hay autoridad ni control, ni a nivel macro (el país entero) ni a nivel micro (la familia, el hogar). Los gobernantes no tienen la suficiente capacidad para hacer que las leyes se respeten y se cumplan. No ejercen autoridad ni control. Todo, absolutamente todo anda de cabeza; El tránsito es insoportable, la congestión vehicular es estresante; no hay policías que controlan los semáforos y si los hay se hacen de la vista gorda o complican más el tránsito haciendo todo lo contrario a las luces de los semáforos. Los policías ya no se quieren meter en problemas y por lo tanto nadie los respeta. Probablemente porque ellos no están protegidos por el Estado; con tanto esfuerzo y arriesgando su vida capturan a los delincuentes para que luego los jueces y/o fiscales corruptos los liberen. Qué indignante. Todos estamos enterados que al juez que liberó hace poco a 29 delincuentes ya lo sancionaron; y ¿cuál es la sanción? La destitución del cargo, Qué gracioso…eso es todo; lo correcto debe ser juzgarlo y meterlo preso. En nuestro querido país no se controla nada. Los políticos se dedican sólo a asuntos personales. ¿Ustedes saben que un congresista no se acuerda en qué colegio estudió la secundaria?…Es el colmo; la verdad es que nunca estudió y falsificó sus certificados. ¿Y qué pasó con él? Nada, sigue de congresista. Pobre mi querido Perú…Aquí no hay un estamento que esté limpio de corrupción. En todos los niveles, sólo hay corruptos. Las grandes y pequeñas empresas. Los supermercados se confabulan para estafar a sus clientes. Se ha descubierto y demostrado que las cajas de los supermercados están programadas para sumar con excesos contra los compradores; las farmacias se ponen de acuerdo para subir los precios de las medicinas con la complicidad de los grandes laboratorios. Hace poco un taxista me contó que le hizo una carrera a uno de sus vecinos que tiene una botica. Subió al carro con una buena cantidad de medicamentos adquiridos en mesa Redonda donde las medicinas no son medicinas; todas adulteradas o simplemente rellenadas con cualquier polvo y por lo tanto son baratas. Este señor compraba esas falsas medicinas para abastecer su farmacia. Es decir si no se respeta la vida y la salud de un ser humano ya nada se respeta. En Salud, ni qué hablar con lo que hace poco ocurrió con los “Moreno audios”. En educación, están los plagios de las tesis. Hay por otro lado, universidades que bajan a los colegios para tomarles a los estudiantes del 5to de secundaria una ligera prueba y en poco tiempo ya están comunicando a los padres el ingreso de sus hijos; es decir lo que les interesa es ganar estudiantes “clientes” antes que otras les adelanten. Por todo ello cuidemos a los colegios de la corrupción por que sería lo último que pudiera ocurrir. Los maestros,  directivos y padres de todas las escuelas tenemos que estar vigilantes porque en las escuelas se forjan los futuros ciudadanos que cambiarán a nuestro país.

Por otro lado, hace poco hemos sido testigos de la realización de una fiesta “Sexi Halloween” en la costa verde sin permiso de ninguna autoridad y que pudo haber sido el escenario de una gran tragedia. Por ello digo que en nuestro país no hay autoridad, no hay control. De los políticos mejor ya no hablo porque me dan asco. Llegan a gobernarnos sólo quienes tienen condiciones económicas altas quien sabe de qué manera, pero de preparación no tienen nada. Ahora nadie se salva. Termino este artículo con mucha bilis, pero deseo terminar con la falta de control a nivel micro, es decir a nivel familiar. Aquí está el inicio de todo. Los padres están perdiendo  o ya perdieron autoridad en el hogar. No hay control a los hijos y por lo tanto ellos hacen lo que se les antoja. Muchos padres apoyan a sus hijos en asuntos comprobados de mala conducta. Por lo tanto, si desean que el futuro de los hijos sea prometedor, entonces los padres deben comenzar a tomar las riendas del hogar a fin de que su “empresa familiar” como yo lo llamo, no se vaya a la quiebra. Un hogar que quiebra por el desatino de los padres será un hogar que alimentará a futuro toda la corrupción y mediocridad que vemos y nos lamentamos hoy.