ME ENCANTA QUE ME MIREN

Es la frase que utilizo permanentemente durante mis sesiones o clases con mis alumnos, más en el colegio que en la universidad. Los estudiantes en estos tiempos se desconcentran con suma facilidad durante una clase. El 11 de Abril del 2010, hace cuatro años escribí un artículo titulado: “MI FÓRMULA SECRETA”, pueden encontrarlo en www.puentecultural.org. En ese artículo hago referencia de mi fórmula secreta para aprender que es: “AC”, y significa atención y concentración punto de partida para todo aprendizaje. Y para lograr la atención, es preciso saber “escuchar”; además, escuchar es una habilidad que no todos han desarrollado pero tienen que hacerlo porque tiene estrecha relación con la atención. Aprender a escuchar y prestar atención requiere de mucho esfuerzo en mis alumnos, pero se hace indispensable si de verdad  quieren aprender. Pues bien, al decirles ahora a mis alumnos: “Me encanta que me miren cuando dicto mi clase”, no es más que pedirles Atención y concentración.

¡Qué difícil! Algo que es tan  ¡Fácil! Resulta para los estudiantes de hoy  guardar silencio y concentrarse en el momento de recibir una clase. Si un alumno conversa, no está concentrado. Si un alumno está murmurando aún sin hacer ruido, no está concentrado. Si un alumno está chateando o intentando chatear con el celular,  no está concentrado. Si un alumno mira todo el tiempo al compañero o compañera pero no al profesor,  no está concentrado. Si un alumno tiene fija la mirada a un punto en el espacio, no está concentrado en el tema que se enseña. Por ello cuando me doy cuenta de una de esas actitudes inmediatamente les recuerdo mi fórmula -ya no secreta- “AC” diciéndoles: ¡Mírenme por favor….me encanta que me miren cuando dicto mi clase!; entonces reaccionan y se ponen en actitud de aprendizaje, pero luego, esto no dura mucho; por lo tanto debo seguir repitiéndoles: ¡Mírenme por favor porque me encanta que me miren cuando dicto mi clase! La verdad no me imagino hasta cuándo seguiré repitiendo esa frase. Pero les aseguro que no me daré por vencido hasta que llegue el momento feliz de encontrar en mis queridos alumnos predisposición para aprender la matemática o cualquier otro curso, guardando silencio y con verdadera concentración.