MI DISCURSO PERDIDO: GRADUACIÓN PROM. 2001 COLEGIO LSM


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En marzo del año pasado, perdí mi computadora; mejor dicho se llevaron los amigos de lo ajeno y con ella perdí innumerables archivos de suma importancia para mí. Me ha costado aceptar el gran error que cometí al no almacenar mis escritos en un disco duro externo. La vida nos seguirá enseñando hasta nuestros últimos días; pero del error se aprende y no es hora de lamentar. Hoy puedo decirles a los amiguitos de lo ajeno que ya no lamentaré si volviera a ocurrir, porque todo lo tengo almacenado en otros discos y hasta en los diferentes medios de almacenamiento que nos brinda la Internet. Poco a poco voy recuperando algunos archivos mediante los correos electrónicos, o mediante aquellos que fueron impresos. Es verdad que jamás podré recuperar todo, pero hay que ser positivos: “algo es algo”. Hace apenas un mes, me puse a ordenar mi estudio y encontré un video en VHS de la graduación de mi Promoción 2001. Y me dije: aquí recupero mi discurso de esa ceremonia. Busqué un reproductor de VHS y pausando segundos tras segundos pude copiar el texto entero de mi mensaje de aquella noche de graduación.

Transcribo este discurso dedicado a mis queridos alumnos de la Promoción 2001  ahora todos profesionales, Sólo con la finalidad de no volver a perder para siempre mi mensaje recuperado, ya que  todos ustedes a quienes envío lo tendrán archivados en sus correos por lo menos en sus “recibidos-no leídos” o por último en sus “eliminados”.

MI DISCURSO:

Esta noche marca en la promoción 2001 del colegio Libertador San Martín, el final de 6 años de estudios primarios y 5 de estudios secundarios. Lo triste de la vida es que no todo perdura, pero lo hermoso radica en haberla pasado muy bien, de haberle sacado provecho a esta etapa  formativa que todo ser humano lo necesita para luego iniciar otra etapa en busca de su propia realización.

Señores padres de familia: Qué difícil se torna en estos tiempos formar y educar a niños y adolescentes. La influencia de los medios de comunicación cada vez más libertinos, la situación económica agobiante que atravesamos, la globalización generalizada en el mundo entero junto a su gran aliado la Internet cuando no es bien utilizada u orientada, y muchos otros factores complejos, constituyen los principales elementos para conducir a nuestros niños y jóvenes peruanos rumbo a la mediocridad. Los valores van desapareciendo casi en su totalidad, el respeto, la gratitud, el trabajo y estudio, la honradez ya no se distingue en los jóvenes. No hay ganas de vivir la vida haciendo el bien, no hay ganas de vivir la vida amando a los padres, no hay ganas de vivir superándose en los estudios, no hay ganas de investigar hacía dónde se va. Y lo que es más grave, no hay visión de futuro en los jóvenes. Pero en cambio existe un egoísmo gigantesco porque todo lo quieren para sí. ¡Cómo nos encanta recibir! Pero nos cuesta mucho y hasta nos molesta dar.

Así es que los padres y maestros salimos a hacerle frente a toda esta problemática para encargarnos de la educación y formación integral de estos jóvenes que hoy culminan sus estudios secundarios y probablemente ha habido ciertos conflictos entre padres e hijos; y por cierto que los ha habido entre maestros y alumnos, produciendo en algunos casos resentimientos e incomprensiones que solo con el paso de los años ellos tendrán que valorar.

Dentro de todo este mundo complejo y difícil para los jóvenes de nuestro Perú, los maestros del Libertador San Martín quienes hemos sido los protagonistas en la formación de este grupo de jóvenes que hoy se gradúan, desde nuestro director don Manuel Tirado Andrade, hasta los profesores de primaria y secundaria, nos sentimos con la satisfacción de haber cumplido nuestro deber sin bajar la guardia hasta el último día de permanencia oficial en el colegio. Ha habido severidad cuando las circunstancias lo requerían y se ha depositado afecto y cariño cuando ellos lo necesitaban. Por estas razones es que manifiesto que este grupo de jóvenes llevan las suficientes enseñanzas para combatir y hacerle frente a todo tipo de tentaciones negativas. Estos jóvenes tienen presente los conceptos de cada uno de los valores antes mencionados, estamos seguros que ellos reconocen el bien y el mal teniendo a su vez toda la libertad de decisión que nadie les puede quitar; sólo esperamos que nunca caigan en el montón de los no solidarios, de los indiferentes, y de los mediocres.

Señor director, señores padres de familia, esta noche, dentro de una profunda emoción y tristeza, les entrego a estos 24 jóvenes de la Promoción 2001 para cuya formación fui encomendado. Ellos llevarán por el largo caminar de sus vidas, el sello radiante de la insignia del Libertador San Martín. En este sello se encuentran grabados los nombres de todos sus profesores tanto de primaria como de secundaria. Está inscrito también el liderazgo y ejemplo de trabajo de nuestro director don Manuel Tirado Andrade; en este sello se encuentra fuertemente impregnado las llamadas de atención oportunas del profesor Jorge Luis Rodríguez, los consejos del profesor José Grández, los poemas y alegría del profesor Tobías Vílchez Pinedo, las sabias enseñanzas de sus maestros Luis Alberto Jayo, Liliana Bernuy, Luis Arakawa, Efraín Franco, Miguel Díaz, Wilfredo Hidalgo, Homero Sasaya, Reverendo Padre Wilber Huanqui, Enrique Palma, Víctor Ramos, Rosa Vargas, Lucía Rolando, Percy Yactayo, Blanca Zegarra, Christian Peñaloza. Este sello jóvenes alumnos, representa el modelo que ustedes necesitan para verlos mañana más tarde como personas de bien, contribuyendo eficientemente al bienestar de nuestra sociedad. Este sello, estoy seguro que jamás dejará de brillar, porque se los dibujamos durante estos 5 años de estudios secundarios con la tinta indeleble producto del sudor de sus profesores y particularmente con la fuerza y el cariño de mi corazón aunado al poder que siempre brindó nuestra amistad.

Señoras y señores, si de algo tengo que sentir orgullo de esta promoción 2001, es que sin lugar a dudas ellos tienen un denominador común que ningún profesor del colegio Libertador San Martín podrá objetar, Ese denominador común es el respeto, alumnos disciplinados y respetuosos; promoción disciplinada y respetuosa; sólo espero que las gentes hablen siempre de su buen comportamiento, donde quiera que estén como cuando recibí elogios y felicitaciones en cada hotel en el que pasamos durante nuestro viaje de promoción. Sólo espero que los comentarios de las gentes sean siempre de éxitos y logro de sus aspiraciones. Sólo espero que el mañana jamás los cambie para mal, pero los siga cambiando para bien; entonces ni sus padres ni sus maestros nos sentiremos defraudados pero sí orgullosos de haber sembrado en tierra fértil como lo han sido ustedes.

Los árabes estuvieron 8 siglos en España. Nos dejaron algunos vocablos para nuestra lengua castellana. Entre ellos, la palabra OJALÁ…viene de “eu xa alah”que significa “Dios lo quiera”. Nosotros, en castellano le hemos restado ese significado tan profundo, tan religioso: Dios lo quiera. Nos hemos limitado a decir “ojalá” como algo que depende de la suerte, del destino. Quiero terminar este discurso como lo hace el hermano Julio Corazao al finalizar su hermosa obra “La vida”, utilizando la palabra ojalá con la verdadera fuerza que poseía en su origen Árabe: Dios lo quiera…¡Ojalá!

Ojalá sintamos y nunca olvidemos que es necesario el corazón de los grandes para latir por el de los pequeños.

Ojalá nuestros corazones sean tan grandes que latan por otros corazones y que luego les enseñen a latir por sí mismos.

Ojalá contemplen nuevos amaneceres con toda su belleza y sus vidas en nuevas vidas.

Ojalá encuentren en la fragilidad de las gentes el infinito, y traten a esas gentes con guantes suaves, con el pan de la bondad.

Ojalá que sean gratos con sus padres y maestros.

Ojalá vuestras almas se eleven diariamente a Dios para hablarle aunque sea por breves minutos cara a cara en la oración más sincera y más profunda: Nuestra fe.

Ojalá siempre sientan que Dios los acompaña y que Dios sienta que ustedes lo acompañan. Ojalá se necesiten el uno al otro: Sentimiento.

Ojalá sientan al creador y lo vean cuando en la calle se les aparezca con cara de niño hambriento y le den de comer: Solidaridad.

¡Ojalá!…¡Ojalá!…¡Dios lo quiera!

San Borja, 22 de diciembre del 2001

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