Cada vez que cumplo un año más de vida, muy temprano saludo a mi querida
madre y le llevo un regalo o un ramo de flores y luego le agradezco por haberme dado la vida y por haberme brindado su amor infinito y una buena educación, por supuesto junto a mi padre que está en el cielo, ella me corresponde con un fuerte abrazo y hasta me arrulla con sus dos brazos como cuando era niño. Siempre digo que a los padres hay que brindarles amor en vida.
Mi onomástico fue el 18 de diciembre y como siempre, antes de ir al trabajo me dirigí a la casa de mi madre, pero esta vez no fui a saludarla y agradecerla con alegría ni con entusiasmo. Tenía un nudo en la garganta y no sabía cómo iba a ser el encuentro; hacía el esfuerzo de desatar ese nudo que me ahogaba porque no quería que mi madre me vea rendido. Cuando llegué a su casa ella me esperaba en su dormitorio, sabía que antes de mi trabajo pasaría por ella. Y haciendo un gran esfuerzo corrí a abrazarla, pero ella sólo me abrazó con un solo brazo, con el brazo derecho, es decir por primera vez en su vida y en la mía, me dio en el día de mi cumpleaños tan solo un “medio abrazo”.
Hace poco mi madre sufrió un infarto cerebral y ha quedado con medio cuerpo paralizado. Su bracito izquierdo no le responde por lo que no pudo darme el abrazo completo. Prendido a ella pude resistir quebrarme en sus brazos, luego tomé aire y tomé su mano izquierda y la besé, besé su frente, besé sus mejillas y cuando me despedí me dio su bendición. ¡Qué fortaleza la de mi madre! Porque supo resistir el llanto y me dio una buena lección, puesto que yo ya me rendía. Cuando salí de su casa confieso que no pude más, pero allí estuvo mi hijo mayor para darme consuelo.
Muchos días estuve desalentado y sufriendo interiormente mientras trabajaba; hasta que entendí el mensaje divino a través de una buena persona quien me dijo en medio de su consuelo: “tu madre aún está viva, aún tiene movimiento en el lado derecho y por lo tanto aún te puede dar un medio abrazo, tu madre te puede hablar, te puede ver, te puede acariciar con una mano y aún puede seguir sintiendo tu inmenso amor hacia ella”.
Es verdad, gracias Señor por seguir regalándome la vida de mi querida madre…Gracias Señor porque todavía puedo recibir un medio abrazo de ella, bendito seas por siempre Señor.
oh! profesor lo siento mucho 🙁 por lo menos tiene la suerte de tenerla a su lado, muchas personas no tienen a sus queridas madres
Así es mi querida Marthita, por eso debes darle todo tu amor a tu mamita. Un abrazo
ooh profesor que pena 🙁