Estoy seguro que la alegría y felicidad, combinadas en algunos casos con una cierta dosis de tristeza, comparten los estudiantes de las escuelas del Perú a estas alturas del año, cuando la “rutina” de asistir al colegio va llegando a su fin. Siempre ha sido para todos ansiosa mente esperada las vacaciones de fin de año, que coinciden además con la fiesta de paz y amor: La Navidad; sin embargo, antes de culminar las clases invito a los alumnos a hacer un balance de todo lo actuado durante el presente año escolar.
En principio debemos fomentar desde el hogar y las escuelas la cultura de la rendición de cuentas, a fin de que mañana más tarde, cuando los hijos sean profesionales y ocupen cargos públicos o privados, tengan el hábito de rendir cuentas sin la necesidad de que se les obligue; es decir, por iniciativa propia. Por esta razón, sugiero a los estudiantes hacer una especie de rendición de cuentas de todo lo realizado durante el presente año escolar para lo cual es necesario que respondan a conciencia ciertas preguntas que a continuación les propongo:
- ¿Sientes que por tu dedicación y esfuerzo personal ha sido provechoso el grado que culminas?
- ¿Tienes ahora mayores conocimientos con respecto al grado anterior?
- ¿Has sido responsable con tus obligaciones de hijo y de estudiante?
- ¿Pones en práctica por voluntad propia los valores que te enseñaron?
- ¿Haces oración personal cada mañana dando gracias a Dios por los dones recibidos?
- ¿Crees que regalarás felicidad o tristeza a tus padres con tus calificativos finales?…
Hay muchas preguntas más, pero si en alguna de las anteriores las respuestas no son satisfactorias, acepta tu responsabilidad y asume las consecuencias con el compromiso personal de “cambiar y mejorar” en el siguiente año escolar.