Los modelos de Valores en la actualidad, no están siendo lo suficientemente consistentes ni claros para que puedan ser interiorizados adecuadamente en los niños y adolescentes de estos tiempos. En un mundo postmodernista en el que vivimos y en una sociedad del bienestar, donde prima el modelo del hombre frívolo, cuyas motivaciones son todas aquellas correspondientes al hedonismo materialista permisivo, con una ausencia absoluta de cultura y valores, los padres y maestros nos hemos acostumbrados a escuchar la famosa frase: “Es injusto”. Esta frase ha sido grabada en el disco duro del cerebro de los adolescentes como un mecanismo para evadir sus responsabilidades cuando comenten una falta y son sancionados. Ya casi no existe un niño o adolescente que acepte con valentía su error y asuma las consecuencias. Lo curioso es que por muy pequeña o grande que haya sido la conducta incorrecta, los estudiantes de hoy niegan su participación con cinismo alarmante. Es muy difícil e incómodo para un maestro encontrase en una situación como ésta. Se le llama la atención a un alumno porque se le ve y todos sus compañeros también lo ven conversando en una clase y nos responden que ¡no es verdad! Y cuando reciben una sanción, su reclamo inmediato no se hace esperar repitiendo la famosa frase “es injusto”.
Algo está pasando y algo tenemos que hacer padres y maestros. Creo que de manera conjunta debemos desterrar la permisividad; recuerden que permisividad significa que no tienen prohibiciones, ni territorios vedados ni impedimentos que lo frenen. Enrique Rojas, en su libro “El hombre Light” dice: La permisividad tiene un trasfondo nihilista, ya que un hombre hedonista, consumista y relativista es un hombre sin referentes, sin puntos de apoyo, envilecido, rebajado, codificado, convertido en un ser libre que se mueve por todas partes, pero no sabe a dónde va; un hombre que en vez de ser brújula es veleta.
Los padres y maestros tenemos una ardua tarea, pero una tarea muy urgente que realizar por el bien de la familia y por ende de la sociedad.