Hace 25 años egresó mi primera promoción del prestigioso colegio Libertador San Martín de San Borja, del cual formé parte desde 1981. Fue la primera vez en mi vida profesional que su buen director don Manuel Tirado Andrade, me encargó la responsabilidad de guiar a un grupo de adolescentes durante los 5 años de su secundaria; había trabajado en otros colegios ejerciendo la tutoría en diferentes grados, pero en el Libertador San Martín cada tutor recibe a su grupo de pupilos durante los 5 años consecutivos de la secundaria. Comprenderán que durante todo ese tiempo que a veces se hacía muy largo y otras veces muy corto, los alumnos se van identificando con su tutor; paso a paso, de poco a poco fui ganándome primero su confianza y luego su respeto hasta llegar finalmente a tener una relación casi de padre a hijo o de hijo a padre. Qué gratos recuerdos me vienen a la mente de cada uno de los 33 integrantes, aunque por diversos motivos culminaron en el colegio sólo 26. Soy profesor de matemática y no tenía una preparación académica para ejercer la tutoría; sin embargo, con la colaboración de ellos fui tomando nota de sus necesidades para luego preparar programas de orientación en todos los campos. Consultando libros, visitando amigos psicólogos y con los consejos de mi director, fui elaborando mis estrategias y acciones a fin de modelar la mente y el espíritu de aquellos que hoy son dignos profesionales y padres de familia que aman la vida y educan a sus hijos con amor. Cuando un educador ejerce una tutoría seria y responsable, el trabajo es arduo, a veces complicado, pero con amor y paciencia se llega a vencer todo tipo de obstáculos. Hoy siento emoción sin límites, y doy gracias al todo poderoso por permitir reencontrarme con todos ellos luego de 25 años. Hace poco me llegó la invitación para la cena de reencuentro que han organizado; allí estaré en medio de buenos y prestigiosos profesionales: médicos de distintas especialidades, ingenieros, abogados consultores entre otras, que con esfuerzo y sacrificio han logrado alcanzar; tengo entendido que también estaremos conectados a través de la tecnología moderna, con cada uno de aquellos que se encuentran en el extranjero.
Aparte de los logros importantes en el aspecto académico, debo manifestarles que siento orgullo por cada uno de los integrantes de esta gloriosa promoción 85, porque el respeto al prójimo fue su bandera y su espíritu solidario su común denominador. Cómo olvidar por ejemplo, que un paseo a la ciudad de San Bartolomé, culminó en una gran campaña de recolección de libros para formar la biblioteca de una escuelita fiscal de ese pequeño pueblo que muy cerca de la capital del Perú, no contaban con una biblioteca escolar. Muchas son las anécdotas para el traslado de todos los libros recolectados.
El último día de clases que tuvimos al finalizar el año 1985, me despedí de ellos con estas palabras: “Mi mayor satisfacción ha sido el haberlos conocido…. y mi mayor triunfo, el haberme hecho amigo de ustedes”.
Amigos de la promoción 85 del colegio Libertador San Martín, disfrutemos y celebremos con emoción estas Bodas de Plata dando gracias a Dios por permitirnos este grandioso reencuentro. Mil bendiciones para todos ustedes y sus respectivas familias.