Los jóvenes de estos tiempos han tenido la suerte de vivir en una época de grandes descubrimientos, de grandes adelantos tecnológicos, pero al mismo tiempo han tenido la mala suerte de enfrentar o mejor dicho, convivir con una sociedad sumamente difícil, egoísta, vacía en valores, corrupta y deshonesta, ambiciosa y envidiosa, consumista y traidora. En este contexto se hace necesaria una verdadera reflexión en nuestros jóvenes a fin de que comprendan en primer término que el tiempo perdido es irrecuperable, y en segundo lugar para que tomen la decisión del cambio hacia lo positivo, porque en estos últimos años los maestros efectivamente observamos muchos cambios en los niños y jóvenes alumnos; sin embargo la mayoría de esos cambios son negativos, adaptándose por su puesto a la sociedad actual antes descrita. En estas circunstancias y desde esta columna quiero hacerles llegar a todos los estudiantes, en especial a mis queridos alumnos, mi pequeño aporte o sugerencia para que con ejemplos sencillos, reflexionen y puedan tomar la decisión de cambiar de conducta, de actitud, de rumbo, e iniciar el camino hacia el hombre de bien que tanto necesita nuestra sociedad, nuestra patria.
Ustedes ya tienen que darse cuenta que no están cumpliendo su rol verdadero de estudiantes, ya que asisten al colegio sin la predisposición para aprender, asisten por rutina u obligación; por lo tanto, ya no hay interés por el estudio, y se dedican en cambio a hacer vida social dejando a un segundo plano sus responsabilidades como alumnos; cuando sientan que efectivamente lo que les estoy diciendo es verdad, sólo en ese preciso instante hagan un alto y piensen en sus padres. Probablemente descubrirán que ellos, los que tienen la suerte de contar con un trabajo, estarán en esos momentos trabajando con fortaleza y dedicación, con el pensamiento puesto en el bienestar de su familia, trabajando para pagar los estudios, la alimentación y la salud de ustedes sus hijos; las mamás que no tienen un empleo, estarán trabajando en casa, lo que es más difícil que tener un empleo porque el trabajo que ellas realizan no tiene horario, ni fin de semana ni mucho menos vacaciones. Mírenlos a ellos en su mente por un instante y pregúntense si es justo comportarse de la manera que lo están haciendo, a cambio del sacrificio que ellos despliegan con amor y responsabilidad.
En una oportunidad conversaba con un joven adolescente que había tenido problemas con su padre a quien le guardaba cierto rencor por una supuesta falta de comprensión y por tanto decidió no dirigirle la palabra confiando más en el amigo o la amiga; le pregunté entonces: A ti que te gusta el deporte, si de casualidad sufres una fractura en la pierna, adivina quién te brindará el primer apoyo llevándote a la clínica y comprando tus medicinas?, se quedó pensando unos segundos y luego levantó la mirada y me respondió –mi padre-. Segunda pregunta: Cuando en algún momento de tu vida llegues a tener un gran problema de difícil solución, razón por la cual supuestamente te sientas muy sólo y fracasado, adivina quién será el primero en darte consuelo y ofrecerte su apoyo incondicional?, ya no lo pensó mucho y me respondió –mi padre-. Entonces le dije no pierdas tiempo en pedirle disculpas y dile que lo amas. Esa misma noche habló con su padre y le pidió perdón y se reconciliaron. Al enterarme sentí mucha alegría y emoción y le di gracias a Dios por haber logrado un verdadero y significativo cambio de actitud en aquel, ahora, valiente adolescente.
Del mismo modo, hoy me dirijo a todos mis queridos alumnos, a todos los estudiantes de esta época difícil, de esta sociedad vacía y envidiosa, para pedirles que tomen la urgente decisión de cambiar positivamente ofreciendo ese cambio a sus padres, dedicándoles su esfuerzo y entrega en los estudios, su cariño y buen comportamiento. Verán luego con satisfacción que para ellos siempre será el mejor regalo cuando reciban de ustedes buenos calificativos en sus cursos; estoy seguro que ellos se sentirán fortalecidos para seguir trabajando por el bien de toda su familia. Finalmente, en algún momento de los pocos que tienen contacto con ellos por motivos de estudio y/o trabajo, deténganse frente a ellos y mirando a los ojos de sus padres simplemente díganle: “TE QUIERO PAPÁ, TE QUIERO MAMÁ, les prometo que daré todo de mi parte en mis estudios y mis buenos resultados se los dedicaré a ustedes que velan por mi superación permanente”. Entonces verán que todo cambiará para bien, El hogar cambiará, la sociedad cambiará, el mundo cambiará, sólo por una pequeña dosis de AMOR y cambio de actitud.