REFLEXIÓN

SEMANA SANTA: REFLEXIÓN O VACACIONES

n el año 1984, mis alumnos del 4° de secundaria, del colegio Libertador San Martín del distrito de San Borja, pertenecientes a la promoción 85, mi primera promoción en dicho colegio, me invitaron al inicio de clases en el mes de abril,    a salir de campamento a la meseta de Marcahuasi durante los feriados de la semana santa. Mucho me habían hablado de este lugar por cierto enigmático donde se aprecia un sin número de piedras de granito con perfiles de personas y animales. Decidí entonces acompañarlos y  salimos de Lima el jueves en la mañana rumbo a Chosica. Allí tomaríamos una movilidad al pueblo de San Pedro de Casta desde donde iniciaríamos una caminata hacía la famosa meseta de Marcahuasi; sin embargo al llegar a Chosica ocurrieron muchos percances; los únicos carros que subían a San Pedro de Casta eran camiones, pero todos estaban repletos. Había cantidad de personas que habían planificado pasar su fin de semana igual que nosotros. Cuando ya habíamos logrado subir al último camión que partía esa tarde, se presentó la policía para un control de rutina, era la época del terrorismo. Obligaron entonces  bajar del camión a Manuelito, uno de mis alumnos, por tener un correaje y una cantimplora  del ejército que  lo había comprado en la “Cachina”, y al resto de la promoción, incluyéndome,  también nos bajaron por reclamar y nos llevaron a la comisaría de Chosica. Allí permanecimos hasta las 10 de la noche. Al salir conseguimos pernoctar en la casa de la familia de uno de mis alumnos. En el piso de una sala grande tendimos  nuestras bolsas de dormir. La noche fue para todos muy larga; mis alumnos recuperados del susto por la detención policial conversaban, se reían, se bromeaban, lo “apanaban” a Manuel por ser el causante del problema, y por último cuando ya iniciábamos el sueño había un reloj “cu cu” en la sala que cada media hora nos interrumpía el sueño. En la mañana del viernes subimos sin problemas hasta San Pedro de Casta y luego de una buena caminata, a las 6 de la tarde, llegamos al famoso paraninfo de marcahuasi, una especie de estadio natural inmenso. Me sorprendí por la  cantidad de carpas  que había; calculo que éramos aproximadamente 600 personas. Llegó la noche y comenzó la gran fiesta de toda esa multitud. Nunca imaginé todo el espectáculo que observamos: Música, licor, droga, sexo alrededor nuestro; mis alumnos, guardaban silencio y sólo miraban  sorprendidos al igual que yo.

Habíamos planificado un  encuentro con la madre naturaleza  para pasar un fin de semana tranquilos, pero no fue así. Esa noche metido en mi bolsa de dormir contemplaba el infinito del cielo lleno de estrellas, y sentí un gran remordimiento. Soy católico, y el mundo católico recuerda la pasión y muerte de Jesús; Recordé que era Viernes Santo, día en que Cristo Murió y yo junto a mis alumnos, estaba en medio de una gran orgía, externa a nosotros por cierto, pero estábamos allí.

Esa noche tomé la decisión de retornar al día siguiente, así como la de no volver a este lugar en los feriados de la Semana Santa de los próximos años.

Ahora, me permito  invitar a todos ustedes, sea cual fuere su religión, crean o no crean en un Dios,  para meditar y reflexionar sobre nuestros actos, nuestra conducta, nuestra entrega honesta al estudio y/o al trabajo; ¿somos coherentes en lo que decimos y actuamos?, ¿sentimos envidia o guardamos rencores?, ¿maltratamos o hacemos daño a nuestros compañeros de estudio o trabajo?. Las múltiples ocupaciones de estos tiempos,  nos impide  evaluarnos como persona; pues entonces sugiero aprovechar de  estos feriados para hacerlo. Finalmente, no olvidemos los católicos que la celebración más importante de todos los tiempos es la “Vigilia Pascual” el sábado en la noche, donde se conmemora el triunfo de Jesús a la muerte. Esa misa no sólo es la más importante del año, también es la más hermosa, sobre todo cuando la luz  de Cristo vuelve a iluminar las penumbras de nuestro espíritu.